25 abr 2006

Absurdum Productions continúa en racha y sigue presentando...




Hattpireus
La historia más idiota y entrañable del mundo (más entrañable incluso que Bambi)



(II)

Me llamo Hattpireus Luthor Furterino. Sí, lo reconozco: mi nombre es un poco raro, bueno, un mucho raro. Me lo pusieron mi padre y mi madre cuando, para variar, estaban borrachos. Por lo visto, fui concebido en Grecia, tierra de Poseidón, Ares, Kavafis, Eleftheropoulos, Tsartas, Vryzas y Charisteas... y por parte del OFI de Creta.

En cualquier caso, mi vida comenzó unos nueve meses después de aquel desliz portuario en el Pireo. Y ya tenía ganas, porque a mí berreando no me gana nadie. Estuve tres días seguidos llorando a pleno pulmón para celebrar mi nacimiento. Cuenta una leyenda no confirmada que, hartos de mí, en el hospital se propusieron hacerme callar y sólo lo consiguieron después de deslizarme en la leche que había de beber una "perolita jashi", según me contaron. Aún hoy sigo buscando el significado de aquella mágica pócima, proveniente de tierras morunas, según me han contado algunos.

Mi historia, la que les propongo contarles con permiso de mi amigo el juntaletras, no es que dé mucho de sí, ni de no. Creo que soy una persona bastante normal, aunque escuchen otra cosa por ahí. Si es que me tienen envidia. Ya lo dice mi padre, que la envidia es mu mala. Imagínense a un inglés que ha aprendido el español en las refinadas romerías de la provincia de Huelva y así es como me lo dice. Y todo porque mi padre se forró el riñón sacándole las perras, (y las gatas) a la gente de aquí, ávidas por taparse la cabeza con los exclusivos productos de la sombrerería de mi padre. Por eso y porque allá donde voy a comer con mis amigos me pido un filete con patatas, arroz y un huevo frito. Siempre lo mismo, porque es que no me gusta otra cosa. Bueno. Otras cosas sí que me gustan pero ya imaginan a qué me refiero. De pequeño me juntaba con una pandilla de amigos de lo más variopinta: estaban el Rabanito, el Gaznatito, Jehová de Jesús (cuyos padres eran unos religiosos no muy informados), Lolito Andrew (otro medio británico como yo) y José Coria (del Río).

El Rabanito era el más alto de todos nosotros y el más cabezón también. Tenía un primo al que no queríamos ni ver porque era un zorrón que nos robaba las chucherías sin darnos cuenta. El Gaznatito era el mayor de todos, y siempre quería ir a pescar, y no se quitaba sus gafas ni para ducharse. Jehová de Jesús, como sus padres, era muy creyente, pero en los dineros, porque siempre estaba pidiendo. Lolito Andrew era el más pardillo y se dejaba manipular por todos los demás, especialmente por el Gaznatito. Todos lo engañaban y es que era más tonto que mandarlo hacer. Lolito tenía una hermana, que tenía de medio novio al José Coria, con lo que cada dos por tres estaban se agarraban a piñas sin venir mucho a cuento.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Este idiota tiene más gancho que un anzuelo. Por favor, siga, siga contando la historia.