Se acabó el Manuel Lois
Efectivamente, cuartos milenios y fríkeres jiménez aparte, los rumores se han confirmado y ya ni fantasmas ni el niño de la foto ni la madre que lo parió, nunca mejor dicho, básicamente porque mi madre, la mía, me parió exactamente en lo que las imágenes muestra: un montón de ladrillos, vigas, hormigón y poco más. Ahí, sí, ahí nació el tío. Me enteré hace más bien poco tiempo de que se decía que en el Manuel Lois -el amasijo de piedras que se ve en el video- algún que otro grifota con el chungo subío había visto apariciones y otras historias que fueron centro de atención de la ¿comunidad paracientífica?, esa cosa informe en posesión de verdades trascendentales que nunca, repito, nunca se equivoca y que tacha de fascista, como poco y a las primeras de cambio, a quienes ponen en duda sus muy certeras y metódicas investigaciones.
Se acabó la historia. Y como símbolo, se fue el Hospital Manuel Lois y se fue una parte de mí, porque, quieras que no, allí vine a dar en este mundo, en esta vida. Allá también estuve convaleciente de niño de una enfermedad que ahora no recuerdo. Lo poco que conservo de aquellos, creo, 4 años míos, es el horrible sabor del agua del grifo y la leve remembranza de una pesadilla delirante, un duermevela aterrador que me obligó a pedir a gritos la presencia de mi abuela, que era quien me acompañaba en la habitación del centro hospitalario -no tan hospitalario, quiero decir-, pero que no pudo escuchar porque, en realidad, yo creía que gritaba a pleno pulmón y mi cuerpo sólo exhalaba un hilillo ronco de voz. Y, por último, me recuerdo saliendo de allí, de una amplia escalinata al sol de un mediodía de invierno.
Después de eso, nada, hasta hace bien poco que descubrí toda la historia que rodeaba al Manuel Lois. Después de eso, nada, excepto mi vuelta a casa, a mi barrio. A La Pendola. Aquí os dejo el video. Aquí os dejo el desmoronamiento y a la vez la evocación de un levísimo recuerdo, que, al fin y al cabo, es el material del que estamos hechos los humanos.
PD. La voz esa no es mía... mira que decir "tiramiento"...
Vista General del M. Lois antes de...
Se acabó la historia. Y como símbolo, se fue el Hospital Manuel Lois y se fue una parte de mí, porque, quieras que no, allí vine a dar en este mundo, en esta vida. Allá también estuve convaleciente de niño de una enfermedad que ahora no recuerdo. Lo poco que conservo de aquellos, creo, 4 años míos, es el horrible sabor del agua del grifo y la leve remembranza de una pesadilla delirante, un duermevela aterrador que me obligó a pedir a gritos la presencia de mi abuela, que era quien me acompañaba en la habitación del centro hospitalario -no tan hospitalario, quiero decir-, pero que no pudo escuchar porque, en realidad, yo creía que gritaba a pleno pulmón y mi cuerpo sólo exhalaba un hilillo ronco de voz. Y, por último, me recuerdo saliendo de allí, de una amplia escalinata al sol de un mediodía de invierno.
El M. Lois después de... abono de abrazafarolas
Después de eso, nada, hasta hace bien poco que descubrí toda la historia que rodeaba al Manuel Lois. Después de eso, nada, excepto mi vuelta a casa, a mi barrio. A La Pendola. Aquí os dejo el video. Aquí os dejo el desmoronamiento y a la vez la evocación de un levísimo recuerdo, que, al fin y al cabo, es el material del que estamos hechos los humanos.
PD. La voz esa no es mía... mira que decir "tiramiento"...
Gilgamesh's nightmare
3 comentarios:
yo tb pase mucho tiempo ahy,casi toda mi infancia la pase encerrado en ese maldito hospital, que hasta pa ser derruido a dao bien por culo er tio.
Descanse en paz
¿Tú también estuviste ahi? Joé...
pues si, y cuantos como nosotros perderian su parte de su infancia entre cables y mauinitas encerrados entre esas paredes...
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